La revolución industrial fue calificada por algunos analistas como el movimiento económico más profundo desde el periodo neolítico. Llevó la economía agrícola y comercial del campo y las relaciones personales a las ciudades y a una organización de la producción mecanizada sin precedente. La riqueza se multiplicó de forma masiva y se expandió al mundo. Con ella llegó un nuevo orden económico y jurídico global, entre ellos, un nuevo orden de bienestar social y laboral.