La fórmula no era de Einstein ni de ningún otro científico o Premio Nobel de Química o de Física. Era muy sencilla: juega bien y estarás más cerca de ganar... Y ¿por qué no? también de ser campeón. Pero el León ha probado, en "carne propia" que, al menos en el futbol, "X no es = Y" y que hay otras muchas fórmulas que se dirigen a un relativo éxito.