OPINIÓN

Julio

Alma Delia Murillo EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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No sé qué tengo. Es julio, el mes séptimo, el mes de Julio César dictador, el mes de mi abuela emperatriz de la hipérbole y de la parábola. Es víspera de tu cumpleaños, emperatriz, es 15 del mes séptimo y estoy sentada en la banqueta de Avenida Revolución esquina con Emiliano Zapata, afuera del legendario restaurante Ceasar's en Tijuana. Aquí estoy, con el corazón, ese cazador solitario, buscándote. Busco tu sabiduría, tu mano diminuta, tus dedos de jardinera, de tejedora, de partera, de doña Paz. "Muchacha, te vas a mojar", me dice un hombre y me toca el hombro para que me levante antes de que me alcance el chorro de la botella de mezcal que alguien acaba de tirar entera. Me levanto, sigo buscándote, abuela, pero no vienes, hay servilletas sucias y vasos de plástico, propaganda electoral donde ponga los ojos. Pero no tú.