De los peores enemigos de la democracia somos nosotros mismos cuando construimos jardines amurallados de información, noticias y opiniones que coinciden con nuestra ideología y visión del mundo, toda vez que nos privamos de escuchar, reflexionar y contrastar con otros puntos de vista y de pensamiento. La pluralidad entendida como la existencia de posturas ideológicas distintas y la diversidad como la posibilidad de escuchar las voces de grupos históricamente excluidos, han sido aspiraciones para construir comunidades más respetuosas y tolerantes, lo cual es base para la democracia.