OPINIÓN

A Johnson se le ha dicho el Trump británico, aunque se trata de un Trump culto

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Jorge Volpi EN REFORMA

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Los clowns pueden ser, en efecto, peligrosos. O al menos eso es lo que han dejado ver aquellos políticos que, consciente y voluntariamente, han construido imágenes públicas de payasos: personajes imprevisibles y atrabiliarios, en teoría muy auténticos porque se oponen frontalmente al sistema, a la etiqueta y a los buenos modales, dados al chiste fácil, a la descalificación ligera, al insulto y a la sorna de sus adversarios, siempre dispuestos a vanagloriarse de su libertad de expresión y su desprecio de lo políticamente correcto, lo cual les permite mofarse por igual de los inmigrantes, las minorías o las mujeres, y que incluso en su apariencia o sus apariciones públicas -desvergonza- dos y orondos- buscan parecer tan estrafalarios como cercanos al ciudadano común.