El País está indignado, bien encamionado, por un Gobierno que ante la barbarie, la ilegalidad y la violencia hace como si hiciera y ni presta atención, ni responde con energía, ni concreta nada más que soltar platitudes y promesas huecas. Manda sus condolencias a las familias destrozadas por la violencia más inhumana imaginable cuando lo que debería mandar son TROPAS, bien pertrechadas y apoyadas.