Se ha celebrado en México una cumbre de la ultraderecha norteamericana. La Conferencia de Acción Política Conservadora nació a mediados de los años setenta en Estados Unidos y ha sido, desde entonces, el gran foro del conservadurismo de aquel país. La feria que pone a prueba los nuevos liderazgos y que muestra el tono de su discurso. Desde hace poco, CPAC se ha convertido en sede de la extrema derecha mundial. Un desfile que hermana a los populismos nacionalistas de todos los rincones. Hace unos meses, en Dallas, el trumpismo que se adueñó de esa feria convirtió a Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría, en algo así como el guía de la Internacional Populista. Admiraban en él al eficaz destructor del orden liberal, al político popular que ha desmantelado, una tras otra, las precauciones institucionales, levantando un régimen autoritario y nacionalista. Orbán es, quizá, el más impulsivo guerrero cultural de nuestro tiempo.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.