Es difícil encontrar a alguien en los últimos tiempos que haya impuesto su sello en la historia universal como Mijail Gorbachov. Cambió la historia de su país, la historia del mundo. Redibujó el mapa del planeta, terminó la Guerra Fría, hizo del mundo un lugar menos peligroso, expandió las libertades. Le dio el golpe mortal a la Unión Soviética, terminó con el comunismo en su país y en Europa central. Lo más notable es, quizá, que muy pocos de estos efectos eran los que el político buscaba. Las consecuencias no fueron producto de su deseo y, en buena medida, fueron lo contrario a lo que había anticipado. Hay una marca trágica en el personaje al que admiramos por el efecto de sus fracasos.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.