Hacer el mal, a sabiendas
Enrique Krauze EN REFORMA
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El gran teórico György Lukács pertenecía al círculo de Max Weber y por tanto conocía la célebre reflexión del maestro: "Quien busca la salvación de su alma y la de los demás que no lo haga por el camino de la política, cuyas tareas, que son muy otras, solo pueden ser cumplidas mediante la fuerza". Ese uso de la fuerza -sostenía Weber- es consustancial a todo Estado racional, que lo ejerce de manera legítima en un territorio determinado. Sin ese pacto en el que los individuos ceden un margen de libertad para vivir con un margen de seguridad, se desataría la situación hobbesiana de "la guerra de todos contra todos". Pero si la acción no tiene como marco la política racional (parlamentaria, democrática) guiada por una "ética de la responsabilidad" sino la pasión revolucionaria guiada por una "ética de la convicción", el pacto cambia de naturaleza: ya no es entre los hombres sino con el mal. Se vuelve, dice literalmente Weber, diabólico.
Historiador y ensayista. Director de la revista Letras Libres. Entre sus libros: Por una democracia sin adjetivos (1986), Biografía del poder (1987), La presidencia imperial (1997), Travesía liberal (2003) y De héroes y mitos (2010). Su obra más reciente es Redentores (2011) publicado en Estados Unidos, México y Brasil. Recibió la Orden de Alfonso el Sabio en España y el Premio Comillas de biografía por Siglo de Caudillos. Miembro de El Colegio Nacional.