El Presidente quiere ser Benito Juárez, juega a que nació en Guelatao, Oaxaca. Por eso se pelea con la Iglesia Católica. Igual al despotricar contra Estados Unidos y abrazar a dictadores latinoamericanos, se imagina como un nuevo "Benemérito de las Américas". Recorre el país en su carruaje como si fuera el gobierno itinerante y acosado del primer presidente zapoteca. Inventa cada día una nueva intervención francesa con sus enemigos imaginarios. Utiliza el águila juarista para su partido y para la Guardia Nacional, defensora, entonces, de la Constitución de 1857. Viaja a Oaxaca, ataca a España igual que a los obispos y curas, ¿acaso venganza por aquel pasado? Jugar a ser Juárez, sin respetar el derecho ajeno, es jugar con fuego.
Abogado. Estudió en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y en la Universidad Complutense en Madrid. Diputado Federal en dos ocasiones. Ex Secretario de la Función Pública. Ex Presidente Nacional del PAN. Catedrático del ITAM y la Universidad La Salle. Miembro de la Academia Mexicana de Jurisprudencia y Legislación. Compiló el pensamiento de Carlos Castillo Peraza, "El porvenir posible", Fondo de Cultura Económica.