OPINIÓN

Grosera acción

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

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A su vasta corte de incondicionales -no quiero usar el término vasallos- López Obrador puede añadir dos más: Alejandro Moreno, conocido por Alito, y Rubén Moreira, conocido por el mal gobierno que en Coahuila hizo y por sus recientes debacles en Campeche y en Hidalgo. Entre los dos han llevado al PRI al peor momento de su larga historia, y por ellos ha resentido grave daño la alianza opositora de AMLO, única fuerza partidista que podía poner frenos y límites a las desbocadas iniciativas del Caudillo de la 4T, y hacerle frente en las elecciones del próximo año en el Estado de México y Coahuila y en la presidencial del 24. A fin de comentar la grosera acción de aquellos a quienes algunos tildan de politicastros, permítanme mis cuatro lectores traer de nueva cuenta a la memoria una simpática anécdota familiar. Cory, linda sobrinita mía, tenía 5 años de edad y una bonita voz. Su profesora del jardín de niños le pidió que cantara en la fiesta dedicada a los abuelitos, pero Cory era de naturaleza tímida y dijo que no. Los papás de la niña le prometieron que si cantaba le comprarían el perrito que ella siempre había querido tener. Con esa ilusión, Cory aceptó participar en el festejo. Su abuelito le ensayó la canción que cantaría, y que él mismo le iba a acompañar en la guitarra. Pero la noche de la fiesta el pánico escénico se apoderó de Cory, y la chiquilla le anunció a la maestra que siempre no iba a cantar. La profesora llamó a los papás de la pequeña. "Si no cantas no te compraremos el perrito". Ni por ésas cedió ella. "Entonces avísale a tu tito que no vas a cantar". Por entre el telón salió Cory, y desde arriba del foro le gritó a su abuelo, que estaba con su guitarra al fondo del repleto salón: "¡Abuelito! ¡Se chingó el perrito!". Yo pienso que también ya se chingó la alianza entre el PRI, el PAN y el PRD. La defección del tal Alito y del Moreira tal -había que salvar el pellejo- abrió en ese acuerdo una grieta que ya no se podrá cerrar. Los dos priistas se han puesto de tapete para que Morena camine con más comodidad rumbo al 23 y el 24. Quienes no hayan aprendido a moderar sus ímpetus melodramáticos, como he aprendido yo, dirán que con su alevosa acción Moreno y Moreira no sólo han hecho traición a su partido y a la alianza: también han traicionado a México... Materia somos y en la materia andamos. Nadie podrá culpar a Afrodisio Pitongo de caer con frecuencia en esa dulce tentación que es la mujer. "¿Cómo será esta sed constante de veneros femeninos?", se preguntaba el poeta de Jerez. La misma sed sentirá todo hombre que tenga el alma en su almario. Si los dioses hicieron una criatura mejor y más hermosa que la mujer se la guardaron para sí. Mujeres malas hay, es cierto, igual que hay hombres malos, pero son la excepción. Por regla general en la mujer laten el amor, la ternura y la capacidad de perdonar. A las feministas radicales no les gusta que diga yo eso. Ellas prefieren que se hable de las mujeres igual que de los hombres se habla. Seguramente habrían celebrado el comentario que un cierto amigo mío hizo a la frase "Por qué los hombres aman a las cabronas". Declaró, lacónico: "Porque no hay de otras". Todo este largo introito o prolegómeno -ambas palabras están muy olvidadas, y hay que darles de vez en cuando una usadita- me sirve para hablar de la vez que el citado Pitongo estuvo con una hermosa chica en la habitación número 210 del popular Motel Kamawa. Hicieron el amor en forma apasionada, y juntos llegaron a la cumbre del deliquio. Ella le preguntó a él: "¿Haremos así el amor cuando estemos casados?". Respondió Afrodisio: "Depende de las parejas que nos toquen"... FIN.