Gritos y murmullos
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
En esta ocasión Sofía no se iba a perder El Grito. Se trataba del primer Presidente no prianista. Estaba segura que todo sería diferente. Gracias "al puente" ella y su maridonovioamante aprovecharon la amable invitación de sus amigos de toda la vida para ir a Valle de Bravo. A Sofía le daba ilusión compartir las fiestas patrias con amigos informados, cultos y con puntos de vista distintos pero siempre inteligentes. De allí que todo el sábado las conversaciones giraran en torno de diversos tópicos, principalmente, la política. Cada quien tenía su opinión personal respecto al primer año de AMLO. Era evidente que no faltaban las críticas de diverso tono: las favorables y las muy negativas. Sofía, como siempre, oscilaba como las manecillas de reloj, de izquierda a derecha. Por su parte, su maridonovioamante se mantenía firme en su posición de izquierda. Algo que los mantenía en la misma frecuencia era la emoción por presenciar, aunque fuera en la televisión, la ceremonia de El Grito de Independencia. Después de que invitados y anfitriones disfrutaron de un espléndido pozole rojo y unos deliciosos chiles en nogada para la cena, ya nadie tenía espacio más que para unos sopes y unas aguas frescas. Finalmente empezó la trasmisión de El Grito en varios canales. En lo que estuvieron de acuerdo todos los presentes era en no verlo por el Canal de las Estrellas. Instalados en comodísimos sillones, se dispusieron a mirar el espectáculo.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores