Gianni Crea muestra uno de los llaveros que abren las puertas de las galerías de arte más visitadas del mundo, entre ellas las de la Capilla Sixtina, a sus espaldas. Crédito: Tiziana Fabi / AFP
"Hay exactamente 2 mil 797 llaves. Cada una tiene de una a cinco copias, o sea que tenemos más de 10 mil", explica con orgullo el guardián que conoce al dedillo cada chapa. Crédito: Tiziana Fabi / AFP
Aficionado a la historia, Gianni Crea fue aprendiendo poco a poco diversas lenguas -inglés, español, francés- para profundizar sus conocimientos. Crédito: Tiziana Fabi / AFP
Gianni Crea recorre junto con el equipo de guardallaves unos 7 kilómetros a diario para abrir las mil 400 salas de los Museos. Crédito: Tiziana Fabi / AFP
La más valiosa de todas las llaves, es la única que no lleva número: la que abre la Capilla Sixtina con los frescos de Miguel Ángel. Crédito: Tiziana Fabi / AFP
Según el protocolo, la antigua llave que abre la Capilla Sixtina es colocada cada noche en un sobre sellado y conservada en una caja fuerte, a su vez protegida en un búnker. Crédito: Tiziana Fabi / AFP
En los últimos años, el recorrido de Gianni Crea de madrugada se volvió menos solitario, gracias a un boleto "VIP" que permite el ingreso a pequeños grupos de 20 personas. Crédito: Tiziana Fabi / AFP
De madrugada, los pasillos vacíos de visitantes son alumbrados solo por la linterna de mano del guardallaves. Crédito: Tiziana Fabi / AFP
La visita de acceso restringido se inicia con una vista de los Jardines del Vaticano, dominadas por la cúpula de San Pedro. Crédito: Tiziana Fabi / AFP
Solo el silencio reina durante la madrugada, cuando todavía el espacio no se inunda de visitantes. Crédito: Tiziana Fabi / AFP