XM es un hombre de 53 años que llegó al consultorio a realizarse el primer chequeo de su vida. Su historia clínica indicaba que ambos padres habían sufrido de diabetes, obesidad e hipertensión. Los dos fallecieron antes de los 70 años. Al revisarlo lo encontré con un Índice de Masa Corporal de 32, lo que implica obesidad (mide 1.68 y pesa 92 kilos). Su cifra de tensión arterial fue de 165/100 y su glucosa capilar en ayuno de 185 mg/dl. Cuando le pregunté por qué acudía hasta esta edad a checarse me contestó que realmente iba al chequeo porque se lo había prometido a su esposa y a sus hijos. Para él, la herencia lo había marcado y estaba resignado. Su genética era destino.