Hay una lectura inicial, que seguramente se impondrá durante estos primeros días, sobre el resultado del juicio contra Genaro García Luna en Brooklyn: gana López Obrador y pierde Felipe Calderón. Es una interpretación muy de botepronto, estrecha, simplista pero, por lo mismo, obvia, rotunda y fácil de entender. Tiene a su favor, además, la mala imagen que se labró García Luna, la verosimilitud de las historias que contaron quienes rindieron testimonio en la Corte del Distrito Este de Nueva York, el ganado desprestigio que arrastran los gobiernos del pasado, la dinámica de la "polarización" -que reduce cualquier noticia o debate, sin importar sus detalles o complejidades, a un antagonismo muy elemental- y que el Presidente ya está empleando a fondo su maquinaria de comunicación para promoverla. Por si fuera poco, no ocurre con frecuencia que un exfuncionario mexicano de tan alto rango sea declarado culpable en Estados Unidos. El golpe, en ese sentido, es devastador. Para efectos de la "narrativa", y eso es lo que manda en la coyuntura del aquí y ahora, todo cuadra.
Carlos Bravo Regidor (Ciudad de México, 1977). Es internacionalista por El Colegio de México e historiador por la Universidad de Chicago. Actualmente se desempeña como analista político y consultor independiente.