OPINIÓN

Ganas de fregar

Guadalupe Loaeza EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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El presidente de Francia, Emmanuel Macron, tiene ganas "d'emmerder" (fregar o joder) a los no-vacunados. Esta declaración dicha en una rueda de prensa de lectores del diario Le Parisien ha dado la vuelta al mundo: en los periódicos de varios países no saben cómo traducir el verbo "emmerder", siendo que es una expresión ultrautilizada, por todo el mundo, en Francia, no obstante en el diccionario de la Academia Francesa "emmerder" quiere decir "cubrir de excremento". Se dice tanto que ha perdido su contenido ofensivo. Napoleón la usaba constantemente. Sin embargo, los oponentes de Macron consideran este vocablo indigno viniendo de un jefe de Estado. Para la oposición, Macron ya perdió la cabeza, otros consideran que es una estrategia de campaña, puesto que las elecciones presidenciales serán en tres meses. "Lo único que quiere es provocar a los antivacunas con un vocabulario grosero y escatológico". Hay que decir que entre los cinco millones resistentes a la vacunación muchos de ellos ocupan mayoritariamente las camas de terapia intensiva de los hospitales. Macron ha sido, como siempre, claro y sincero respecto a una situación que lo angustia no solo a él, sino a la mayoría del pueblo francés: "Yo no estoy a favor de joder [emmerder] a los franceses. Me quejo todo el día cuando la administración lo hace. Pero bueno, a los no vacunados sí que tengo muchas ganas de joderlos. Y vamos a seguir haciéndolo hasta el final. Esa es la estrategia. No voy a meterlos en prisión, y no los voy a vacunar por la fuerza. Pero hay que decirles: a partir del 15 de enero, ya no podréis ir a un restaurante, no podréis tomar una copa ni ir al teatro, no podréis ir al cine...", explicó el mandatario en referencia al proyecto de ley que en esos momentos seguía discutiéndose en el Parlamento, para que, a partir de mediados de mes, el actual pasaporte Covid, que permite el acceso a lugares públicos cerrados mostrando la vacunación completa o un test negativo, pase a ser exclusivamente un pasaporte de vacunación (El País). Afortunadamente, Macron tiene sus defensores; Christophe Castaner, antiguo ministro, afirma que: "Tanto mejor que el presidente de la República hable francamente. Necesitamos este tipo de franqueza y pienso que si ustedes preguntaran al personal médico, en servicios de urgencia o reanimación, ellos serían los primeros en confirmar que el presidente de la República tiene razón". Claro que tiene razón Macron. Qué daríamos los mexicanos por un Presidente que no minimice la pandemia, con el argumento, no necesariamente cierto, de que la variante Ómicron es menos peligrosa que las previas. ¿Cómo le haremos entender a López Obrador que debemos estar más que alertas ante la presencia de un virus que tiene una velocidad de propagación casi igual a la del sarampión? Esto ya lo entendió a cabalidad Emmanuel Macron, de allí que tenga ganas de "fregar" a los irresponsables que se la pasaron en las pasadas fiestas y en grandes reuniones familiares, tal y como sucedió en Francia.