Durante su campaña rumbo a Palacio Nacional el Presidente se disfrazó de OVEJA, pero ya instalado poco a poco, y libre de todo disimulo, suelta los amarres y el disfraz, y se nos presenta como realmente es: un LOBO feroz dispuesto a engullir todo lo que tenga frente a sí, incluyendo nuestras leyes, buenas prácticas, procedimientos democráticos, apego a la verdad, costumbres y hasta el respeto a los ciudadanos.