OPINIÓN

Fructífera aburrición

Eduardo Caccia EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
A modo de desahogo un amigo me confiesa su inquietud: su compañera le dice que es un hombre aburrido. No es que él tenga periodos de hastío, es que ella los tiene. Mientras que él puede pasar largas horas leyendo o "viajando" a otros lugares y épocas a través de las historias que consume, ella necesita la emoción del entretenimiento, preferentemente fuera de casa. "No entiendo por qué yo soy aburrido, cuando quien se aburre es ella". De alguna forma, lo que expresa mi amigo es que el aburrimiento radica en la persona que se aburre, no en "la que aburre al otro", si es que existe tal posibilidad.