Frente a nuestras narices

Escribo estas líneas sin conocer el desenlace de la discusión sobre la reforma electoral en el Senado, pero muy al tanto de lo que está en juego. No me refiero al futuro de Ricardo Monreal, al de la coalición lopezobradorista ni al de los partidos de oposición, sino al del régimen político mexicano. Y lo digo pensando más allá de la coyuntura y con la cabeza fría, no me parece una exageración sostener que lo que se decida al respecto puede tener consecuencias verdaderamente históricas (un adjetivo del que se abusa con frecuencia, aunque en este caso se justifica de sobra): la democracia está en peligro.