Siento mucha vergüenza. Me da pena saber que hemos fracasado todos. Afición, Federación, medios de comunicación. Hemos reprobado como sociedad. Seguimos y, lamentablemente, seguiremos sin entender que el famoso grito está prohibido más allá de la connotación que pueda tener. El debate ya no pasa por ahí. Es un tema que a estas alturas tendría que estar resuelto y nada. Sigue avivándose como el carbón que se niega a morir y que se prende nuevamente al primer brote de viento.