El tipo de cambio cerró la semana pasada en los mínimos observados entre julio y agosto del año pasado (16.64 pesos), consolidándose como una de las monedas que más se han fortalecido a nivel mundial. La apreciación del peso no sólo se debe a la euforia presente en los mercados financieros globales, sino también a factores estructurales relacionados con la fortaleza de las finanzas externas de México.