La crisis económica del calibre de la que estamos viviendo inevitablemente va a venir aparejada de un aumento importante de la inseguridad y la violencia. Sin embargo, según el Programa de Seguridad 2020-2024 de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal, para el 2024 habrán disminuido en 50% los delitos de homicidio doloso, secuestro, robo de vehículo, robo a casa habitación, robo a transeúnte y en el transporte público. ¿Cómo? No queda claro. Para empezar, todos esos delitos son centralmente competencia de las entidades federativas, no de la Federación. Al mismo tiempo, en la experiencia de países como Colombia, por ejemplo, una hazaña de ese calibre toma al menos dos décadas, contando con mejores instituciones de seguridad y justicia que las nuestras, con una mucho menor extensión territorial y con un régimen nacional en vez de uno federal. No se pueden seguir prometiendo metas irrealizables en un momento de tanta incertidumbre. Comencemos por algo más sencillo: entender de mejor manera qué elementos debe tener una estrategia de seguridad que tenga probabilidades de éxito.
Profesora investigadora de la División de Estudios Jurídicos del CIDE, Doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, licenciada en Derecho por el ITAM. Magaloni es precursora en México de los estudios empíricos sobre las instituciones de justicia, con énfasis en la SCJN, el juicio de amparo y el sistema de persecución y enjuiciamiento penal mexicanos. Entre sus recientes publicaciones está "La Suprema Corte y la transición jurídica en México".