El pintor Maneto contrató a una bella modelo. Tan pronto la bien formada joven entró en su estudio, el artista la hizo objeto de manipulaciones poco artísticas. "Perdona, linda -le dijo-. Algunos pintores pintan lo que sienten. A mí me gusta sentir lo que pinto". (¡Desgraciado! ¿Por qué entonces no pintas un bodegón con frutas y luego te las comes? Eres un cabrón, dicho sea sin ánimo de ofenderte)... Dulciflor, romántica muchacha, amaba al joven Follante. Tomó una margarita, y tras cortar uno a uno sus pétalos le dijo jubilosa a su mamá: "¡Me quiere, mami!". Repuso, hosca, la señora: "Ahora pregúntale te quiere qué"... El espaldarazo que López Obrador dio en su comparecencia mañanera a Ricardo Mejía Berdeja no da ya lugar a dudas: el actual subsecretario de Seguridad será el candidato de Morena a la gubernatura de Coahuila en la elección del próximo año. El favorecido por el dedazo presidencial es prácticamente desconocido en la entidad norteña. Ausente del estado desde hace casi una veintena de años, se estableció en Guerrero -más de una vez se ha declarado guerrerense- y ahí llevó a cabo su actividad política. Si ahora regresa a Coahuila es por la pura voluntad de AMLO, quien ve en él a un servidor obsecuente que en caso de ocupar el cargo de gobernador pondría a disposición del caudillo de la 4T todos los recursos del estado a fin de fortalecer su maximato. Ya se está viendo abundancia de "cash" para sacar adelante la candidatura de Berdeja. Por todas partes se observan espectaculares con la imagen del morenista, propaganda no sólo fuera de tiempo, sino también claramente fuera de la ley. Pero ya se sabe que la ley es letra muerta para el Presidente que juró cumplirla y para quienes forman su obediente corte. En mi opinión, lo digo sin rodeos, sería una tragedia que Berdeja llegara a gobernar Coahuila. Los coahuilenses no tendríamos gobernador: tendríamos, como en los peores tiempos de la dominación priista, un virrey sometido por completo a los mandatos del poder central. Coahuila pasaría a ser propiedad de López Obrador. Si el candidato de AMLO llega al poder, y cuida del estado en la misma forma que ha cuidado de la seguridad del país, un negro porvenir aguarda a mi solar nativo. Desde luego yo no le daré mi voto a Mejía Berdeja, en igual forma que no llevo sobre la conciencia la culpa de haber votado por López Obrador. Estoy sinceramente convencido de que un gobierno de Morena sería tan dañino a Coahuila como lo ha sido para México. Ya hemos visto la clase de personas con quienes se ha relacionado el favorito de AMLO. Estoy seguro de que lo que se ha conseguido en el estado en lo que hace a la seguridad y a la lucha contra el crimen organizado se perdería bajo el régimen de alguien que despierta tantas suspicacias. Quiero para mis hijos y mis nietos una comunidad en la que puedan vivir en el orden y la tranquilidad. Honestamente, creo que de Mejía Berdeja no se puede esperar eso. Lo repito: no le daré mi voto. Si votara por él estaría votando contra Coahuila... A otra cosa. Las declaraciones de López Obrador contra Sergio Sarmiento y Juan Villoro no fueron la argumentación razonada y razonable de un gobernante que replica a sus críticos: fueron una sarta de injurias de cantina que se oyeron mal en labios del Presidente de un gran país como es el nuestro. Al actuar así, López Obrador no sólo no mostró altura política: tampoco demostró tener elevación moral. Agraviar de ese modo a dos periodistas equivale a intimidar a los demás que lo critican, que se preguntan cuándo les llegará el turno. Eso no es práctica de Presidente: es táctica de dictador... FIN.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.