OPINIÓN

Espejos

Alma Delia Murillo EN REFORMA

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El dolor huele a metal, a frío, a cristal que se estrella, a todas las formas posibles de romper una vida, a la dificultad para nombrarlo: el feminicidio de una niña de diecisiete años. Su familia apenas puede relatarlo, hilar tres palabras para contar lo que pasó es una proeza para ellos. Era 25 de marzo de este año, la madre de Jalix salió a vender tortillas, el padre salió a vender textiles, las hermanas a trabajar. Se trata de una familia otomí de Temoaya, donde todos trabajan para solventar los gastos de cada día.