No hay elección que se anuncie ordinaria. Toda elección se pinta como si fuera la última oportunidad de una generación. En cada ocasión se habla del voto que habrá de decidir no solamente quién gobierna sino qué país, qué estado, qué ciudad tendremos en las siguientes décadas. Me atrevo a repetir el lugar común porque la elección que viene, la del 24, lo será, efectivamente. Dentro de un año se definirá la naturaleza de nuestro régimen político. Pero la clave de la elección no estará en la Presidencia, sino en el Congreso.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.