La náusea proviene de latín nausea y ésta del griego nautés "navegante". Es un sustantivo y anticipa repugnancia, aversión y vómito. Aunque su origen evoca viaje, su efecto se vincula a un mal viaje. Una jornada épica de descubrimiento se transforma en aversión, desagrado, boca seca y pestilente, en vómito y, finalmente, náusea.