La vida no vale nada, cantaba José Alfredo Jiménez hace siete décadas. Hoy la popular estrofa cobra más validez que nunca en México. Basta abrir los periódicos y ver la cantidad de asesinados en todas las ciudades del país, una tradición con la que llevamos viviendo más de 10 años y la cual parece que llegó para quedarse. ¿Son ya los ejecutados tan mexicanos como el mole o las enchiladas?
Se graduó de la Licenciatura en Derecho por la Universidad de Monterrey y posteriormente estudió una maestría de Bellas Artes en la Universidad de Columbia en Nueva York. Se dedica a la dirección de cine. Su primera película, Hilda, se presentó en festivales alrededor del mundo y estuvo siete semanas en cartelera nacional. Recibió cinco nominaciones a los premios de la Academia Mexicana de Cine y dos a las Diosas de Plata. Obtuvo un Ariel.