Hace un par de meses escribí, en este mismo espacio, sobre el contraste entre la fuerza retórica con la que llegó al poder el lopezobradorismo y lo escuálido que suena, cuatro años después, su discurso (https://bit.ly/3DePEWo). Hoy quiero volver al mismo tema para ahondar en sus múltiples manifestaciones, porque en aquella ocasión remití apenas a un par de ejemplos (los insultos del Presidente contra sus detractores, los prejuicios y mentiras en los que se basa la reforma electoral), pero en realidad hay muchos otros que sirven para ilustrar más ampliamente cuán en los huesos se encuentra el oficialismo, qué desprovisto se nota ya en cuanto a su capacidad de generar entusiasmo, de ofrecer argumentos sólidos o persuasivos, de pensar más allá del agotado guion de la propaganda mañanera.
Carlos Bravo Regidor (Ciudad de México, 1977). Es internacionalista por El Colegio de México e historiador por la Universidad de Chicago. Actualmente se desempeña como analista político y consultor independiente.