Con el traslado de los últimos reos, el reclusorio quedó como un pueblo fantasma. Crédito: Alejandro Garza
La aduana era la recepción de internos y visitantes a la penitenciaría. Crédito: Juan Carlos Rodríguez
El Penal del Topo Chico llegó a su fin. Crédito: Juan Carlos Rodríguez
Los presos tenían zonas de dedicadas a santos... y a la muerte. Crédito: Alejandro Garza