OPINIÓN

El principio del final

Alma Delia Murillo EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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Cuando mi madre era joven y se veía en peligro, tiraba un discurso profético que a mí, siendo niña, me tranquilizaba. Una vez un ladrón desistió de asaltar a mi madre y a una de mis hermanas -cuchillo en mano- porque mi madre le vaticinó que el daño que les causaría iba a recaer sobre él y su descendencia por generaciones. Confieso que todavía hoy, cuando le cuento que estoy asustada, su inmediata salmodia profetizadora sobre cómo aquello que me amenaza será derribado, me tranquiliza.