El primo pobre
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
No hay nada más triste que un "primo" pobre perteneciente a una familia muy rica y poderosa. Hay que decir que ambos primos, en este caso, no son consanguíneos, aunque vecinos y muy dependientes uno del otro, resultan ser muy distantes. Inútil decir que el primo millonario nació en Estados Unidos, mientras que el pobre, en México. A pesar de que llevaban casi dos años hablándose por teléfono, no se conocían, nunca se habían visto, pese a ello, se echaban muchas "flores" entre sí y hablaban de su juego favorito, beisbol. Siendo, a la vez, tan diferentes, eran muy semejantes: igual de necios, odiaban la crítica, la prensa, al mismo tiempo que adoraban y por ende soñaban con reelegirse. Algo que también los asemejaba muchísimo era que los dos habían minimizado la pandemia del Covid-19 y que se rehusaban a usar, durante la cuarentena, un cubrebocas, a pesar de la cantidad de muertos que se sumaban, día a día, en su respectivo país.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores