El Ejército mexicano se comporta, cada vez más abiertamente, como un poder por encima del resto. Parece innegable que el régimen democrático ha sido ya trastocado por efecto de la militarización. No hablo de la intervención del Ejército en labores de seguridad pública. Me refiero al sitio que se le ha concedido a los uniformados en el proceso político del país. La corporación militar tiene hoy un poder que no había tenido en décadas. No creo que haya nada en el horizonte tan grave como esto y por eso hay que insistir en la gravedad del retroceso.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.