OPINIÓN

Para muchos votantes británicos el resultado del referéndum de 2016 fue democrático y están dispuestos a defenderlo, les guste o no

El nuevo mapa político británico

Isabel Turrent EN REFORMA

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"Cuando perdimos Blyth Valley, apagué la televisión", declaró un desolado votante laborista horas después de la elección del 12 de diciembre en Gran Bretaña. Hizo bien. Blyth Valley -una comunidad de ex mineros en el noreste, laboristas acendrados de décadas-, había decidido ahora darle su asiento parlamentario al enemigo: los Tories del Partido Conservador. Siguieron Greham -territorio laborista por 80 años- y Great Grimsby, un puerto pesquero en decadencia que nunca había votado conservador. En la madrugada, el resto de los resultados confirmaron la tendencia de esas tres comunidades, y con ellos, la magnitud de la derrota laborista y del triunfo Tory.