El gran enemigo del neoliberalismo le rinde culto. No hay discurso que no incluya alguna embestida contra sus horrores. Tiro por viaje. No es posible imaginar al Presidente desayunando sin lamentar el terrible daño que los neoliberales le hicieron a los chilaquiles. El neoliberalismo es el origen de todos los males del país. La única fuente de nuestra desgracia. Todo lo malo nació cuando esos traidores que estudiaron en el extranjero se apartaron de la ruta nacional. Ahí se funda el atraso, la violencia, la desigualdad, la inmoralidad. El nostálgico no deja de lamentar todo lo que perdimos desde el triste día en que los neoliberales impusieron su dominio. Las parejas no se divorciaban, los niños estudiaban con unos libros de texto fantásticos, se respetaban los valores morales, el Presidente gobernaba sin el fastidio de una prensa doble cara y los chilaquiles picaban. Qué bonito era el México preneoliberal.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.