Un tipo le dice a otro en la marisquería: "Con los ostiones me dan ganas de hacer el amor". "Qué cosa más extraña -se sorprendió el otro-. A mí esas ganas me dan nada más con las mujeres"... Un joven sacerdote venido de España fue enviado a trabajar en la parroquia de un pequeño pueblo en Michoacán. En ese bello estado hay muchas poblaciones cuyos nombres terminan en -ato, como Turicato, Susupuato, Tanhuato y Tingambato; más otras en el vecino estado de Guanajuato, como Irapuato y Uriangato. En su segundo día de estancia en el lugar, al terminar la misa, el padrecito se dirigió a la feligresía. "Un buen número de hombres y mujeres -dijo- vinieron ayer a confesarse. Me dijeron que viven en amasiato, y yo les dije que eso no es pecado. Todas esas personas deben regresar a confesarse de nuevo. Yo pensé que 'amasiato' era un pueblo"... Un antropófago le comentó a otro: "Es difícil esto de ser caníbal vegetariano. Las únicas partes que puedes comer son la palma de las manos, las plantas de los pies, la manzana de Adán y la flora intestinal"... Un granjero fue al río a traer un balde de agua. Al llegar escuchó gritos y risas de muchachas. Un grupo de jóvenes mujeres había llegado de la ciudad, y las chicas se habían despojado de sus ropas y se bañaban en el río. Al ver al hombre todas se sumieron, y dejaron fuera únicamente la cabeza. Una de ellas le dice al granjero: "Estamos desnudas, y no saldremos de aquí hasta que usted se vaya. No queremos que nos vea". Respondió el hombre al tiempo que mostraba la cubeta que traía: "No vine a verlas, señoritas. Solamente vengo a traerle su comida al cocodrilo". El resto del cuento se imagina... Por encima de los errores oficiales, el mundo sigue su marcha. Quiero decir que ninguna ideología, ningún dogma, pueden detener los cambios que en el mundo ha traído consigo la modernidad. Pretender frenar esas transformaciones es como intentar detener las cataratas del Niágara con un tapón de corcho. Si no podemos hacer a un lado fenómenos como el de la globalización tratemos entonces de entenderlos, y busquemos también que nos beneficien lo más posible y que nos dañen lo menos posible. Todo lo demás es demagogia, o manipulación tendiente a establecer nocivos maximatos... Sigue ahora un cuento muy largo y muy majadero. Las personas que no gusten de leer cuentos largos y majaderos deben saltarse hasta donde dice: "Sigue ahora un cuento muy breve y muy majadero"... Una chica norteamericana fue por primera vez a una corrida de toros. Admiró la elegancia de los matadores al hacer el paseíllo; los aplaudió llena de entusiasmo cuando salieron a saludar al tercio. Apareció el primero de la tarde, un torazo negro zaíno de 600 kilos; bien puesto de pitones; pronto en embestir y con mucho trapío. Los peones lo corrieron, y luego salió el matador. Ciertamente no se veía muy seguro de sí mismo: al parecer lo había impresionado el peligroso poder de su enemigo. La visitante les dijo a sus amigos: "Ese toreador tener mucho miedo". "¿Cómo lo sabes?" -preguntó uno de ellos-. Respondió la observadora chica: "Lo que antes se le veía mucho en la entrepierna, ahora se le ve muy poco"... Sigue ahora un cuento muy breve y muy majadero. Las personas que no gusten de leer cuentos breves y majaderos deben suspender aquí mismo la lectura... Don Senilio, señor nonagenario, salió a pasear por el campo con su nieto. El anciano se detuvo a hacer una necesidad menor. Le dijo el nieto: "Abuelo: te estás mojando los zapatos". "¡Caramba! -exclamó con asombro el viejecito-. Debo tener alguna excitación, porque lo que me mojo siempre son los estos"... FIN.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.