Hagan de cuenta, amigos lectores, que va una locomotora desbocada directo a un desfiladero, y en lugar de aplicar el freno, el maquinista la tira por la borda. A eso equivale, más o menos, a nuestra forma de ver las cosas, el que el Presidente haya aceptado la renuncia a Alfonso Romo y desaparecido su "Oficina".