El militarismo es lo que tenemos frente a los ojos. Levanta a un estamento por encima de la ley y doblega a las instituciones. Hace de la disciplina armada el símbolo de la nación y el verdadero garante de la unidad. Permite a un general definir, por encima de la Constitución, los límites de la crítica y, en contra de la ley, los deberes de la ciudadanía.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.