OPINIÓN

El magnicidio.

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
"... Tuve calma para pensar: Esto es lo último que voy a hacer; dentro de poco estaré muerto. Acabé esos dos dibujos y ya me iba, pero no me animé. Ya el señor Topete me estaba viendo de una manera que denotaba sospecha. Yo lo noté y después comprobé que, en realidad él estaba pensando en mandar interrogarme para ver qué estaba yo haciendo allí. Tomé un croquis del señor Sáenz, y también, al terminarlo, me quería ir, pero no me animaba; lo que más trabajo me costó fue decidirme, y todavía tomé otro enfrente del señor Obregón y empecé uno del señor Manrique, aunque no lo terminé; y también a pesar de que me quedaba de espaldas, nada más que yo no pensaba sacarle jugo a las barbas; (risas) es decir, aprovechar las barbas para que se viera que se trataba de él. (No se me ocurrió otro término); pero ya lo dejé sin terminar, porque vi que el señor Topete cada vez me veía insistentemente y entonces ya me decidí.