OPINIÓN

El inolvidable Perro Aguayo fue un gladiador de época, marcó una era y creó un estilo muy particular

El inolvidable Perro Aguayo

El Rompehuesos EN REFORMA

MIN SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Ayer, la familia Aguayo Ramírez dio a conocer el fallecimiento de Don Pedro Aguayo Damián, uno de los más grandes luchadores que ha dado México.

El inolvidable Perro Aguayo fue un gladiador de época, marcó una era y creó un estilo muy particular.

El Can de Nochistlán era rudo en toda la extensión de la palabra, su estilo atropellado, violento y letal lo catapultaron rápidamente a la fama.

De los más destacados alumnos de Cuauhtémoc "El Diablo" Velasco, el Perro rápidamente llamó la atención para venir a la Capital del País a demostrar su calidad.

Fue pilar de La Empresa Mexicana de Lucha Libre en los 70, teniendo grandes rivalidades con El Santo, Blue Demon, Sangre Chicana, El Faraón y Ringo Mendoza entre otros; después fue parte del movimiento independiente que brillara intensamente en El Toreo de Cuatro Caminos.

Ahí enfrentó a Hulk Hogan, a Los Samoanos, a Kokina, a André el Gigante, a Big Van Vader y muchas figuras más; sin olvidar rivalidades nacionales como las que tuvo con Los Villanos, Los Misioneros de la Muerte, Ultramán, Mil Máscaras y un largo etcétera.

En 1990, El Perro regresa a las huestes de la familia Lutteroth, en donde a pesar de ser rudo, la afición se le entrega.

Sostiene una rivalidad grande con Konnan, a quien le quita la máscara el 22 de marzo de 1991 en La Arena México, uno de sus trofeos más importantes.

Paradójicamente, se convertiría en compañero del cubano y pasaría a la esquina técnica, aunque sólo de nombre, porque Aguayo siempre fue rudo, siempre se entregó con todo y nunca se guardó un golpe.

El Can de Nochistlán fue parte del elenco inicial de La Triple A y encabezó la primera Triplemanía, más de 50 mil aficionados acudieron a La Plaza de Toros México el 30 de abril de 1993 para gozar su triunfo sobre Máscara Año Dos Mil, a quien despojó de su incógnita, otro de sus más grandes logros.

Aguayo regresaría al CMLL a finales de los 90, y a principios del milenio protagonizó una rivalidad encarnizada, como todas las que vivió, con Universo Dos Mil.

El menor de los Dinamita clamaba venganza pues El Perro había despojado a uno de sus hermanos de la máscara y a Cien Caras de la cabellera.

La juventud de Universo terminó por derrotar a un Aguayo sumamente lastimado, que vio caer su cabellera, junto con las lágrimas de los aficionados, el 30 de marzo del 2001; aunque el Perro y el Perrito cobrarían venganza 4 años más tarde en la misma Arena México, al dejar sin melena Cien Caras y Máscara Año Dos Mil.

La frente de Aguayo guardó todas cicatrices de las batallas, esas luchas llenas de sangre y castigos durísimos que fueron mellando su salud.

Pero el golpe más fuerte en su vida lo recibió el 21 de marzo del 2015, cuando su heredero, El Hijo del Perro Aguayo, perdía la vida sobre el ring en Tijuana.

El Can de Nochistlán deja un legado imborrable en la lucha libre, la afición no olvidará su entrega, sus lanzas, sus sillas, sus carreras alrededor del ring para retomar fuerzas, y esas noches mágicas en las que las arenas retumbaban al grito de ¡¡Perro, Perro, Perro!!