Antes de ser Presidente de su país, Volodymyr Zelensky era un actor que le daba vida a un Presidente en una serie de televisión. En Servidor del pueblo, el programa de comedia, el personaje de Zelensky era un profesor de secundaria que es grabado por uno de sus estudiantes mientras se lanza apasionadamente contra la corrupción imperante. El video se hace viral y, un poco a pesar de sí mismo, el profesor se convierte, de la noche a la mañana, en presidente de Ucrania. El ascenso de Zelensky no es tan distinto al de su personaje. El nombre de su partido es el mismo del de la serie de televisión. Con esa bandera del hombre común que lucha contra el cinismo de la clase política, alcanzó la Presidencia. Antes de ser presidente de Rusia, Vladimir Putin era un espía. Un agente de la KGB que se dedicaba profesionalmente al engaño y al hurto de secretos tecnológicos. Tenía una breve experiencia administrativa y había pasado por la universidad, pero insistía en que su escuela había sido la calle. A puñetazos se había labrado prestigio de golpeador que jamás se doblaría. Uno hacía reír y se reía de sí mismo, el otro se tundía a golpes con quien se atreviera a maltratarlo con la mirada. Uno se pintaba la nariz de payaso, el otro aspiraba no a vencer, sino a vengar.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.