OPINIÓN

El Goliardo

Juan Villoro EN REFORMA

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Conocí a Juan Manuel García-Junco en 1995, en las agobiadas mañanas de La Jornada Semanal. Olvidé su nombre de inmediato porque él prefería que lo llamáramos H. Pascal. Hablaba con la celeridad de quien piensa con gran concentración en cinco cosas a la vez. Era experto en literatura de terror, fantasy, novela de aventuras, cómic y ciencia ficción. Llegaba a vernos con una bolsa hinchada por sus manuscritos y dejaba caer seis o siete sobre la mesa para que los revisáramos sin compromiso alguno (por más cosas que sacara, la bolsa no menguaba de tamaño, como si los textos se reprodujeran ahí adentro).