El problema central en la Ciudad de México es la pobreza. Para todos en la Ciudad, sin importar condición, es doloroso ver en los cruceros a madres con niños en brazos y otros niños de 4+ años, además de ancianas, acercarse al automóvil con un trapo en la mano frotando el retrovisor y pidiendo una moneda. Sabemos que no importa cuántas monedas demos a quienes las necesitan, pues nunca va a ser ni suficiente ni lo necesario para sacarlos de la pobreza; sólo estaríamos fortaleciendo el círculo vicioso de un México y mexicanos más pobres sin perspectivas de mejora.