En la búsqueda de una recuperación económica necesaria, la industria del futbol ha saturado el calendario. Lo ha apretado de tal forma que un simple entrenamiento ya le representa un dolor de cabeza al cuerpo técnico de un equipo. Ya no tienen tiempo para la preparación de un juego y mucho menos para los ensayos. Los procesos de recuperación son menores, casi inexistentes y las mesas de laboratorio para poner a prueba nuevas estrategias, parecen cosa del pasado. Hoy todo es el famoso "matchday".