El fanático prudente
Juan Villoro EN REFORMA
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En tiempos polarizados quiero recordar una discusión sobre el fanatismo. Al inicio de los años noventa, el legendario Fernando Benítez me invitó a coordinar la sección cultural de un nuevo periódico, El Independiente. El subdirector era Miguel Bonasso, que había dirigido el diario Noticias en Argentina y escrito una espléndida novela sin ficción en su exilio mexicano, Recuerdo de la muerte. Mientras Benítez contaba anécdotas de la picaresca intelectual y de sus incansables viajes por el México indígena, Bonasso organizaba equipos de trabajo. Había militado en los Montoneros y mantenía contactos con una diáspora de luchadores sociales. De tanto en tanto me decía: "Juancito, te propongo un colaborador". Generalmente se trataba de izquierdistas de enorme valentía, que habían resistido a la tortura y disponían de suficiente retórica para llenar artículos. Fueron tantos los argentinos que se incorporaron al proyecto que les decíamos "los inevitables".
Ha obtenido el Premio Herralde por su novela El testigo, el Internacional de Periodismo Vázquez Montalbán por su libro sobre futbol Dios es redondo y el Iberoamericano José Donoso por el conjunto de su obra. Ha sido profesor en la UNAM, Yale, Princeton y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Entre sus libros para niños destaca El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica.