El dibujante de las novelas
Silvia Isabel Gámez
Cd. de México (03 octubre 2014) .-00:00 hrs
"¿Qué diría yo si este manuscrito hubiera caído en mis manos?", se pregunta el editor Martín Solares, con la mirada puesta en su ensayo Cómo dibujar una novela.
"Que está lleno de citas, que es una forma diplomática del plagio, que no hay nada original, que mi única aportación es una pérdida de tiempo. Eso y cosas peores".
En su nueva publicación con el sello de Era, Solares intenta responder preguntas que siempre lo han inquietado: cuál es el mejor arranque de una historia, de cuántas maneras puede terminar, cómo surge un personaje, o si existe alguna forma de medir la emoción novelesca.
"No me molestaría que lo vieran como un manual de superación personal", bromea. "El objetivo siempre fui yo, llenar mis lagunas de ignorancia respecto a temas esenciales de la novela".
En su ensayo plantea las distintas formas que puede tener una obra, desde una línea recta, que indica lo plano de la historia, hasta una pirámide en cuya cúspide se ubica el capítulo central, como en José Trigo, de Fernando del Paso.
Solares comenzó a dibujar la estructura literaria cuando escribía Los minutos negros, su primera novela, y con el tiempo descubrió que la representación gráfica de una obra le permitía conocer su arquitectura y las reglas internas de cada autor.
Guarda en su computadora y en distintas cajas las decenas de dibujos que autores como Vargas Llosa, Magris, Auster, Pitol y Vallejo, han hecho de sus novelas sin levantar la pluma del papel.
"Si comparas la forma que tú crees que tiene una novela, con la que le da su autor, entiendes su manejo de la emoción, cómo inserta una digresión, o por qué necesita cambiar el punto de vista".
Calcula que fue en 2004 cuando empezó a dar el taller sobre cómo dibujar una novela, en el Instituto de México en París. Se resistía a entregar el manuscrito, dice, porque lo veía como un conjunto de apuntes dispersos, hasta que Hugo Hiriart lo convenció de publicarlo.
Solares considera que quienes analizan al narrador como si fuera una persona se equivocan. "Sentimos que (el personaje) está vivo, pero es sólo una ilusión".
Critica a los autores que insisten en incluir material aburrido en sus historias para demostrar cuánto estudiaron un tema. "La novela es una labor de depuración constante, sólo hay que agregar cuando pierde impulso".
Tras escribir el guión de cine de Los minutos negros, acaba de terminar su segunda novela "sobre policías", y prepara ya un libro de ensayos gemelo del que acaba de publicar, titulado Enemigos de la ficción.