El día que 'María' salvó a la ópera
Erika P. Bucio
Cd. de México (17 marzo 2016) .-00:00 hrs
La parlanchina María, personaje sacado de un cuento para niños, evitó que la ópera enmudeciera en el Festival del Centro Histórico.
La historia de esta niña que habla hasta por los codos y que un día pierde la voz es el único montaje del género programado por el encuentro, que este año vio reducido su programa. La pretendida coproducción con el INBA para el estreno en México de El viaje a Reims, de Rossini, quedó en mera intención.
El día que María perdió la voz, la primera ópera de Marcela Rodríguez escrita para niños, se presenta el 26 y el 27 de marzo a las 13:00 horas en el Teatro de la Ciudad.
"Increíble que sea ópera nueva y para niños. Nos da alegría, porque en general la ópera para niños está despreciadita", dice su directora escénica, Jesusa Rodríguez, hermana de Marcela, a punto de dirigir el ensayo en un salón prestado por el Sistema Nacional de Fomento Musical, en la Colonia Guerrero.
La pieza fue un encargo de la hija de la autora de la obra, la cantante Catalina Pereda, entusiasmada después de dar un centenar de funciones de la ópera infantil Apoidea, de Jomi Delgado. Las tres ya habían colaborado en Las cartas de Frida, y aquí vuelven a repetir la formula creativa en familia.
Los dibujos proyectados de Magali Lara, amiga de las Rodríguez desde la adolescencia, sirven de escenografía. "Es como si tuvieras un cuento para niños ilustrado", describe Marcela.
Jesusa propuso seis módulos blancos de cartón-plástico, ligeros, fáciles de manipular, para sugerir los diferentes espacios: recámara, consultorio...
"La ópera nace de un cuento infantil y está planteado como si fuera el sueño de una niña a la que le acaban de leer ese cuento en la noche y soñó esto que vamos a ver. Esa coartada no la vamos a decir al público, es para solucionar la escena y tener esta textura onírica que se requiere", explica Jesusa, atareada estos días con otro estreno inminente, La guerra del agua, mañana en San Miguel de Allende, donde retoma el teatro callejero con la compañía La Chinga.
El día que María perdió la voz, cuyo montaje requirió un presupuesto de 400 mil pesos, está basada en el cuento homónimo de Javier Peñalosa, con quien Marcela trabajó el libreto.
"Sigo todas las reglas de Monteverdi: dejar que las palabras dicten la música. En eso me pueden criticar por tradicional. Soy muy obediente al texto", asegura la compositora, quien durante 20 años musicalizó obras de teatro con directores como Ludwik Margules, Julio Castillo y su hermana Jesusa, antes de escribir su primera ópera, La sunamita.
Emplea cuatro cantantes: los barítonos Hernán del Riego y Armando Mora y el tenor Ricardo Estrada, además de Pereda, una "voz nómada", como ella misma se define, como María, y los Niños Cantores del Centro Histórico. Y un quinteto: flauta, clarinete, violín, chelo y percusiones. La dirección musical es de Rodrigo Cadet.
Pereda, minutos antes de sumergirse en el papel de María, reflexiona sobre la extrañeza de hacer una ópera cuya protagonista pierde la voz y pasa la mitad de la presentación sin cantar, aunque hay, sí, un par de monólogos interiores, muy breves.
"Me parecía muy interesante hacer una ópera sobre una niña que no puede cantar. Es la pérdida de la voz, por qué la recobra, y cuál es ese camino de aprendizaje", dice la cantante. Y el aprendizaje, concluye, es que es importante escuchar más de lo que hablamos. Y concuerda su madre, Marcela, que decidió incorporar una reflexión de Jesusa: "Tenemos dos orejas y una boca para escuchar más de lo que hablamos".
Con Apoidea, Pereda aprendió que las acciones atrapan al público infantil y un aria muy larga puede distraerlos. Pero descubrió que entonces los niños dejaban de mirar al cantante para fijarse en los instrumentos. Por eso decidieron, con esta nueva obra, mantener al quinteto sobre el escenario. Aquí las escenas son rápidas, apenas dos o tres minutos.
Marcela quisiera que su ópera viajara por la Ciudad de México y a escuelas del País: "Que los niños sepan lo que es la ópera.
Tenemos que cuidar recursos
Iban a ser tres óperas las que se presentarían en el Festival del Centro Histórico: dos títulos infantiles y El viaje a Reims, de Rossini, pero financieramente no fue posible.
"En momentos de contracción económica, tenemos que cuidar los recursos", explicó Sergio Vela, director artístico del encuentro, abordado ayer en la conferencia de prensa para anunciar el concierto del próximo sábado Canciones del Exilio Latinoamericano, en el que participarán Eugenia León, Daniel Viglietti, Los Folkloristas, entre otros.
Ante las circunstancias, el festival optó por una sola ópera: El día en que María perdió la voz, que es un "estreno absoluto".
Con esta producción está cubierto, dijo, el "expediente operístico". "Claro que nos hubiera gustado hacer más cosas", expuso. "El trabajo que se ha hecho junto con la dirección ejecutiva ha sido tendiente a evitar cualquier sobresalto financiero".
Aseguró que ante el encarecimiento del dólar y de los servicios, se ha buscado evitar cualquier "sobresalto" o poner "en entredicho" los compromisos adquiridos con los artistas.
"¿Si me dolió que no haya más ópera? Aprende uno que no todo lo que se quiere se puede hacer".
Del año pasado, ejemplificó Vela, quedaron pendientes las presentaciones de Micrologus y L'Éventail, que este año sí se incluyeron en el programa.
"Me gustaría tener mayor holgura, pero si, no la hay, las ideas se replantean".
El Festival del Centro Histórico recibió de la Cámara de Diputados para ésta, su 32 edición, 4.6 millones de pesos, pero los organizadores se han reservado el presupuesto total.
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