Desde tiempos antiguos el ser humano ha buscado la eternidad. En la dinastía Qin, el emperador Qin Shi Huang pasó más de la mitad de su vida obsesionado por encontrar esa substancia que según las leyendas le permitiría vivir eternamente. Paradójico que la vida que tenía la perdió en la búsqueda de la que añoraba.