Una cultura depende de la calidad de sus dioses, dice la deslumbrante María Zambrano en El hombre y lo divino, refiriéndose a cómo configuramos las sociedades lo divino frente a nosotros y cómo eso que divinizamos le otorga al alma humana cierto tipo de gracia y de exigencia para estar bien ante los ojos de nuestras deidades. La primera publicación de ese título fue en 1955, hace más de sesenta años. María piensa y se emociona frente a conceptos fundamentales de nuestra existencia para explicar por qué la evolución humana necesita de un fenómeno divino que siempre encontramos la manera de crear. No pude evitar preguntarme cuáles son esos dioses con los que queremos congraciarnos los posmodernos ahora que Dios (o el absoluto) ha muerto.
Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Editorial Plaza y Valdés). Ha colaborado en El Cultural de La Razón, The Washington Post, SinEmbargoMx, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ, Revista SOHO y otros medios. Desarrolla guiones para cine, teleseries y audioseries.