Duelo

Morir sola en una ambulancia, rodeada de gente desconocida y cuyos rostros ni siquiera puedes ver. Morir sin poder respirar. Morir sin haberte despedido de los tuyos. Morir dejando a tu perra en la casa en la que vivías. Morir porque ningún doctor te revisó en casa porque no hay insumos en tu pueblo. Morir sin que tu familia sepa cuál fue la causa del deceso. Así murió mi tía Martha el viernes pasado. El duelo duele más ante la imposibilidad de haberla despedido, de haber hablado con ella, de ver a los seres queridos reunidos para un homenaje. Así la muerte para cientos de miles de familias en el mundo en tiempos de esta maldita pandemia.