OPINIÓN
Francisco Javier González EN REFORMA
MIN SEG
No cualquier Liga del mundo debe ser tomada como prototipo.
La española posee a 2 de los más grandes equipos de la actualidad, pero tiene un par de defectos importantísimos: los ingresos están repartidos tan inequitativamente que mientras a Barcelona y Real Madrid la televisión les paga 150 millones de euros por temporada, a la mayoría de los demás les ofrece entre el 10 y el 15 por ciento de esa cantidad.
La resultante en la cancha es que la competencia es totalmente dispareja. Cada semana hay un insulto del Madrid o del Barcelona a alguno de los otros integrantes del circuito. Groserías envueltas en marcadores de 3, 4 o 5 goles. Los partidos suelen ser de un solo lado y los demás clubes se pelean las migajas que caen sobre el mantel. El otro problema es que se multiplican los adeudos de los clubes, que ya no pueden consigo mismos.
En la Liga Premier de Inglaterra aparece otro fenómeno poco envidiable: sí hay más competencia deportiva, pero las pérdidas son cada vez más espectaculares. Franquicias tan añejas como el futbol mismo son rematadas a capitales árabes, rusos o norteamericanos.
La flema del modélico futbol británico se confunde con las billeteras de inversionistas que poco tienen que ver con su tradición y estirpe. Si no fuera por ello, varios equipos habrían ya desaparecido.
Alemania es la única de las 5 grandes Ligas europeas -Francia queda abajo e Italia a veces parece caminar como zombie- que puede jactarse de tener buena salud. Los alemanes decidieron en 2003 que necesitaban cambiar para no sufrir lo que ya proyectaban en los otros países citados.
Se reunieron y acordaron darse año y medio para que cada equipo tuviera un proyecto serio de fuerzas básicas, estadios más cómodos y seguros, presupuestos que no los tuvieran bajo amenaza y un plazo más largo para crear nuevas figuras nacidas en suelo alemán que volvieran a alimentar a su Selección.
Hoy, Alemania goza de finanzas sanas, Liga equilibrada, jóvenes valores y en pocas palabras, la Liga mas imitable del planeta.
México reconoce que su Liga ha perdido interés; los dueños, dinero, y los jugadores mexicanos, lugar. Con sus peculiaridades conocidas, busca alternativas para resurgir. Carga tantas costumbres -buenas y malas- que debe analizar sus posibilidades.
Es vital, además de saber cuál es su ubicación actual, qué dirección desea tomar.
El lugar correcto para preguntar está en Berlín. Pueden ofrecer un buen norte con autoridad moral para hacerlo.
fjgonzalez@reforma.com